viernes, 28 de septiembre de 2012

259.- ¿En qué se diferencia el sacerdocio común de los fieles del sacerdocio ordenado?


259.- ¿En qué se diferencia el sacerdocio común de los fieles del sacerdocio ordenado?

Por el Bautismo Cristo nos ha convertido en un reino de «sacerdotes para Dios, su Padre» (Ap 1,6). Por el sacerdocio común, todo cristiano está llamado a actuar en el mundo en nombre de Dios y a transmitirle su bendición y su gracia. Sin embargo, en el Cenáculo y en el envío de los apóstoles, Cristo ha dotado a algunos con un poder sagrado para el servicio de los creyentes; estos sacerdotes ordenados representan a Cristo como pastores de su pueblo y cabeza de su Cuerpo, la Iglesia. [1546-1553, 1592]

L
a misma palabra «sacerdote» usada para expresar dos realidades relacionadas, pero con una diferencia «esencial y no sólo en grado» (Concilio Vaticano II, LG), lleva a menudo a confusión. Por un lado tenemos que darnos cuenta con gozo de que todos los bautizados somos sacerdotes, porque vivimos en Cristo y participamos de todo lo que él es y hace. ¿Por qué entonces no pedimos constantemente bendiciones para este mundo? Por otra parte tenemos que descubrir de nuevo el don de Dios a su Iglesia, que son los sacerdotes ordenados, que representan entre nosotros al mismo Señor.

258.- ¿Por qué la Iglesia exige a los presbíteros y obispos una vida célibe?


258.- ¿Por qué la Iglesia exige a los presbíteros y obispos una vida célibe?

Jesús vivió célibe y con ello quiso expresar su amor indiviso a Dios Padre. Asumirla forma de vida de Jesús y vivir en castidad «por el reino de los cielos» (Mt 19,12) es desde tiempos de Jesús un signo del amor, de la entrega plena al Señor y de la total disponibilidad para el servicio. La Iglesia católica latina exige esta forma de vida a sus obispos y presbíteros, las Iglesias católicas orientales únicamente a sus obispos. [1579-1580, 1599]

El celibato, en palabras del papa Benedicto XVI, no puede significar «quedarse privados de amor, sino que debe significar dejarse tomar por la pasión por Dios». Un  sacerdote debe, como célibe, ser fecundo representando la paternidad de Dios y de Jesús. Además añade el Papa: «Cristo necesita sacerdotes que sean maduros y varoniles, capaces de ejercer una verdadera paternidad espiritual».

Celibato: El celibato (del latín caelebs que vive solo) es el compromiso de una persona a permanecer soltera «por el reino de los cielos». En la Iglesia católica realizan esta promesa especialmente personas en comunidades religiosas (votos religiosos) así como en el clero (promesa del celibato). 

jueves, 27 de septiembre de 2012

257.- ¿Es un desprecio a las mujeres el hecho de que sólo los varones puedan recibir el sacramento del Orden?


257.- ¿Es un desprecio a las mujeres el hecho de que sólo los varones puedan recibir el sacramento del Orden?

L
a decisión de que sólo los varones puedan recibir el orden sagrado no es ningún desprecio a la mujer. Ante Dios, varón y mujer tienen la misma dignidad, pero diferentes tareas y carismas. Para la Iglesia es vinculante el hecho de que Jesús, al instituir el sacerdocio en la Última Cena, eligiera exclusivamente a varones. El papa beato Juan Pablo II declaró en el año 1994 que «la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia».

Como ningún otro hombre de la Antigüedad, Jesús revalorizó provocativamente a las mujeres, les concedió su amistad y las tomó bajo su protección. Había mujeres entre sus seguidores y Jesús valoraba mucho su fe. Al fin y al cabo la primera testigo de la Resurrección es una mujer. Por ello María Magdalena es denominada «apóstol de los apóstoles». Sin embargo, el sacerdocio ordenado y el ministerio pastoral siempre se ha conferido sólo a varones. En el sacerdote varón la comunidad ha de encontrar representado a Jesucristo. El sacerdocio es un servicio particular que se vale del hombre también en su rol sexual de varón y padre. Pero no es ninguna forma de superioridad masculina sobre las mujeres. Las mujeres tienen una función en la Iglesia, como vemos en María, que no es menos central que la de los hombres, pero es una función femenina. Eva fue madre de todos los que viven (Gén 3,20). Como «madres de los que viven» las mujeres tienen dones y capacidades singulares. Sin su modo de enseñanza, de anuncio, de caridad, de espiritualidad y de cuidado de las almas, la Iglesia estaría «hemipléjica». Allí donde los varones utilizan su ministerio sacerdotal como instrumento de poder o no dejan entrar en juego a las mujeres con sus carismas específicos, faltan contra el amor de Cristo y contra el Espíritu Santo.

256.- ¿Quién puede recibir el sacramento del Orden?


256.- ¿Quién puede recibir el sacramento del Orden?

Puede ser ordenado válidamente como diácono, presbítero y obispo el varón bautizado, católico, que es llamado a este ministerio por la Iglesia. [1577-1578] 


255.- ¿Qué sucede en la ordenación diaconal?


255.- ¿Qué sucede en la ordenación diaconal?

En la ordenación diaconal el candidato recibe el encargo de un servicio propio dentro del orden. Porque representa a Cristo como el que no ha venido a «ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos» (Mt 20,28). En la liturgia de ordenación se dice: «En el servicio de la Palabra, del altar y de la caridad, el diácono está disponible para todos». [1569-1571]

El prototipo del diácono es el mártir san Esteban. Cuando los apóstoles, en la comunidad primitiva de Jerusalén, se vieron desbordados por la abundancia de tareas caritativas, buscaron a siete hombres «para servir las mesas», que fueron ordenados por ellos. Esteban, el primero en ser nombrado, actuó «lleno de gracia y poder» a favor de la nueva fe, así como de pobres de la comunidad. Después de que durante siglos el diácono haya sido sólo un grado del Orden en el camino al presbiterado, hoy es nuevamente una vocación independiente para célibes y para casados. Por un lado era preciso destacar con ello de nuevo el carácter de servicio de la Iglesia, por otro se quería, como en la Iglesia primitiva, poner junto a los presbíteros un estado que asuma determinados encargos pastorales y sociales de la Iglesia. También la ordenación diaconal marca al ordenado para toda la vida y de modo irrevocable.


Diácono: El diácono (del griego diakonos = servidor) es el primer grado del sacramento del Orden en la Iglesia católica. Como dice el nombre mismo, el diácono se compromete especialmente en al ámbito caritativo (diaconía), sin embargo también enseña, da catequesis, proclama el Evangelio, predica y asiste en el culto divino. 

254.- ¿Qué sucede en la ordenación presbiteral?


254.- ¿Qué sucede en la ordenación presbiteral?

En la ordenación presbiteral el obispo invoca el poder de Dios sobre el candidato al Orden. Ese poder marca a esta persona con un sello indeleble que nunca le abandonará. Como colaborador de su obispo, el presbítero anuncia la Palabra de Dios, administra los sacramentos y ante todo celebra la sagrada eucaristía. [1562-1568]

En el transcurso de la Santa Misa, la ordenación sacerdotal comienza con la llamada de los candidatos por su nombre. Después de la homilía del obispo, el futuro sacerdote promete obediencia al obispo y a sus sucesores. La ordenación propiamente dicha se realiza mediante la imposición de las manos del obispo y la oración propia. 


253.- ¿Qué importancia tiene el obispo para un católico?


253.- ¿Qué importancia tiene el obispo para un católico?

Un católico se siente vinculado a su obispo; el obispo es también para él vicario de Cristo. Además el obispo, que juntamente con los presbíteros y los diáconos, sus colaboradores ordenados, ejerce el ministerio pastoral, es vicariamente el principio visible y el fundamento de la Iglesia local (diócesis). [1560-1561] 


252.- ¿Qué sucede en la ordenación episcopal?


252.- ¿Qué sucede en la ordenación episcopal?

En la ordenación episcopal se confiere a un presbítero la plenitud del Sacramento del Orden. Es ordenado como sucesor de los apóstoles y entra en el Colegio episcopal. Juntamente con los demás obispos y con el Papa es desde entonces responsable de toda la Iglesia. La Iglesia le encomienda especialmente las funciones de enseñar, santificar y gobernar. [1555-1559]

El ministerio episcopal es el verdadero ministerio pastoral en la Iglesia, puesto que se remonta a los testigos primitivos de Jesús, los apóstoles, y continúa el ministerio pastoral de los apóstoles instituido por Cristo. También el Papa es un Obispo, pero el primero entre ellos y la cabeza del Colegio episcopal.

Monseñor Romero

251.- ¿Cuántos grados tiene el sacramento del Orden?


251.- ¿Cuántos grados tiene el sacramento del Orden?

El sacramento del Orden tiene tres grados: Obispo (episcopado), Presbítero (presbiterado), Diácono (Diaconado). [1554, 1593]


Compartimos la "Oración de a mi sacerdocio" escrita por Monseñor Enrique Angelelli, que fuera obispo de La Rioja (Argentina).

La misma está escrita en Roma, cuando el obispo celebraba sus 25 años de sacerdote. 

Amigo de Pablo VI (a quien menciona en el poema/oración), Angelelli se prepara para hacerse cargo de la Iglesia particular de La Rioja, donde será asesinado por denunciar la represión del gobierno militar, el 4 de agosto de 1976.



Oración de mi Sacerdocio

Siento que mi tierra, dolorida y
    esperanzada, reza y canta
con su historia, vida y mensaje...
Peregrina conmigo, en mi carne y
    en mi sangre,
me parece escucharla con su chaya.

En esta Roma pecadora y fiel,
un día floreció en mí una Unción...
"Sacerdote para siempre"
me dijiste entonces, Señor.

Veinticinco años vividos por esos caminos
    de Dios,
con mañanas de Pascua y tardes de dolor,
con fidelidades de hijo y debilidades
    de pecador,
con las manos metidas en la tierra
    del hombre...
de este pueblo tuyo que me entregaste,
    Señor.

Mi vida fue como el arroyo...
anunciar el aleluya a los pobres
y pulirse en el interior;
canto rodado con el pueblo
y silencios de "encuentros"...
contigo... solo... Señor.

Mi vida fue como el sauzal...
pegadita junto al Río
para dar sombra nomás.

Mi vida fue como el camino...
pegadita al arenal
para que la transite la gente
pensando: "Hay que seguir
    andando nomás".

Mi vida fue como el cardón...
sacudida por los vientos
y agarrada a Tí, Señor;
vigía en noches de estrellas
para susurrarle a cada hombre:
"Cuando la vida se esconde entre espinas,
siempre florece una flor".

Mi vida canta hoy dichosa a Ti, Señor...
Es misterio que se hizo camino
ya andado un buen trecho, Señor...

Mesa que acoge y celebra
los racimos ya maduros
que tu Sangre fecundó.

Todo esto soy yo, Señor...
un poco de tierra y un Tabor,
veinticinco años de carne ungida
con un Cayado, un pueblo y una Misión.

Hoy la tumba de Pedro es la Mesa
de esta Eucaristía, Señor...
en mis manos renace, como entonces,
la Nueva Carne del Amor.

Pablo, tu Vicario, me sale al encuentro
como un hermano mayor...
Me dice al oído: "Hermano,
confirmo tu Fe y tu Misión,
recibe el ósculo de la paz
y lleva a tu pueblo mi bendición".

Y... mientras se encienden las estrellas...
allá, lejos, sigue floreciendo el amor.
Por este Sacerdocio tuyo,
que es mio y de tu pueblo,
muchas gracias, Señor.

Es hora que me despida
de esta Roma que me ungió,
con un Credo agradecido
a la Iglesia que me engendró
y con la esperanza de María,
¡hasta La Rioja, Señor!

La Patria está gestando un hijo
con sangre y con dolor...
Lloran los atardeceres
esperando que el hijo nazca
sin odios y con amor.

Mi tierra está preñada de vida
en esta noche de dolor,
esperando que despunte el alba
con un hombre nuevo, Señor.

Enrique Angelelli


Pablo VI junto a Monseñor Angelelli

miércoles, 26 de septiembre de 2012

250.- ¿Cómo entiende la Iglesia el sacramento del Orden?


250.- ¿Cómo entiende la Iglesia el sacramento del Orden?

L
os sacerdotes de la Antigua Alianza consideraban su tarea la mediación entre lo celestial y lo terreno, entre Dios y su pueblo. Puesto que Cristo es el único «mediador entre Dios y los hombres» (1 Tim 2,5), es él quien ha cumplido y finalizado ese sacerdocio. Después de Cristo sólo puede existir un sacerdocio ordenado en Cristo, en el sacrificio de Cristo en la Cruz y a través de la vocación de Cristo y la misión apostólica. [1539-1553, 1592]

El sacerdote católico que administra los sacramentos, no actúa por su propio poder o en virtud de su perfección moral (de la que desgraciadamente carece a menudo), sino «in persona Christi». El sacramento del Orden le confiere el poder transformador, sanador y salvífico de Cristo. Dado que un sacerdote no tiene nada por sí mismo, es ante todo un servidor. De aquí que un signo para reconocer a un auténtico sacerdote sea el asombro humilde ante su propia vocación.

martes, 25 de septiembre de 2012

249.- ¿Qué sucede en el sacramento del Orden?


El Sacramento del Orden

249.- ¿Qué sucede en el sacramento del Orden?

Quien es ordenado recibe un don del Espíritu Santo que le confiere un poder sagrado y que le es otorgado por Cristo por medio del obispo. [1538]

Ser presbítero o sacerdote no supone únicamente asumir una función o un cargo. Mediante el Orden, el sacerdote recibe como don una fuerza particular y una misión en favor de sus hermanos en la fe. 


248.- ¿Cómo se llaman los sacramentos al servicio de la comunidad?


Los sacramentos al servicio de la comunidad y de la misión

248.- ¿Cómo se llaman los sacramentos al servicio de la comunidad?

Quien está bautizado y confirmado puede además recibir en la Iglesia una misión particular mediante dos sacramentos específicos y ser por ello tomado por Dios a su servicio; se trata del orden sacerdotal y del matrimonio. [1533-1535]

Ambos sacramentos tienen algo en común, están ordenados a otras personas. Nadie se ordena para uno mismo y tampoco nadie contrae matrimonio sólo para sí mismo. El sacramento del Orden y el sacramento del Matrimonio deben construir el pueblo de Dios, es decir, son un canal por medio del cual Dios hace llegar su amor al mundo. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

247.- ¿Qué se entiende por Viático?


247.- ¿Qué se entiende por Viático?

Se entiende por Viático la última sagrada comunión que recibe una persona antes de morir.  [1524-1525]

Pocas veces es la comunión tan necesaria para la vida como en el momento en el que un hombre se dispone a terminar su vida terrena. En el futuro tendrá únicamente tanta vida como tiene en la unión (= comunión) con Dios. 

246.- ¿Quién puede administrar la Unción de los enfermos?


246.- ¿Quién puede administrar la Unción de los enfermos?

La administración de la Unción de los enfermos está reservada a los obispos y presbíteros. Cristo es quien actúa a través de ellos en virtud del Orden sacramental. [1516, 1530]


245.- ¿Qué efectos tiene la Unción de los enfermos?


245.- ¿Qué efectos tiene la Unción de los enfermos?

La Unción de los enfermos otorga consuelo, paz y ánimo y une al enfermo, en su situación precaria y en su sufrimiento, de un modo más íntimo con Cristo. Porque el Señor pasó por nuestros miedos y llevó en su cuerpo nuestros dolores. En algunas personas, la Unción de los enfermos logra la curación corporal. Pero si Dios quiere llevarse consigo a alguien, la Unción de los enfermos le otorga la fuerza para todas las luchas corporales y espirituales en su último viaje. En cualquier caso, la Unción de los enfermos tiene el efecto de perdonar los pecados. [1520-1523, 1532]

Muchos enfermos tienen miedo ante este sacramento y lo retrasan hasta el último momento, porque piensan que es una especie de condena de muerte. Pero en realidad es al revés: la Unción de los enfermos es una especie de seguro de vida. Quien acompaña como cristiano a un enfermo debería quitarle todo falso miedo. La mayoría de los que están seriamente en peligro, presienten de forma intuitiva que en ese momento no hay para ellos nada mas importante que arrimarse rápida e incondicionalmente a aquel que superó la muerte y es la misma vida: Jesús, el Salvador.

Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te concede la salvación y te conforte en tu enfermedad.

Del ritual de la Unción de los enfermos

244.- ¿Cómo se administra la Unción de los enfermos?


244.- ¿Cómo se administra la Unción de los enfermos?

El rito esencial en la administración del
Sacramento de la Unción de los enfermos en la Iglesia consiste en la unción de la frente y las manos con el óleo sagrado, acompañada por las oraciones correspondientes. [1517-1519, 1531] 


243.- ¿Para quién esté destinado el sacramento de la Unción de los enfermos?


243.- ¿Para quién esté destinado el sacramento de la Unción de los enfermos?

El Sacramento de la Unción de los enfermos lo puede recibir todo creyente que se encuentre en una situación crítica en su salud. [1514-1515, 1528-1529]

L
a Unción de los enfermos se puede recibir varias veces a lo largo de la vida. Por eso tiene sentido que también personas jóvenes soliciten este sacramento, por ejemplo cuando se someten a una operación grave. Muchos cristianos unen en este momento la Unción con una confesión general, porque en caso de muerte quieren entrar a la presencia de Dios con la conciencia limpia.


Ven, sáname

Ven Señor y sana mi dolor
líbrame del temor.
Ven, sáname.
Pon tu mano en mi corazón
con tu Amor.
Ven, sáname.

Ven, sáname y quebranta mi corazón
Ven, transfórmame, cambia mi vida 
con Tu Amor.

Todo lo que fui y lo que soy
hoy te lo doy.
Ven, sáname.     
Pon tu Luz en la oscuridad
ante el temor.
Ven, sáname.

Ven, sáname...

Se que la victoria está en Vos,
en Vos, Señor.
¡Amén! Solo en Vos.

Y toda la Gloria es para Vos,
para Vos, Señor.
¡Amén! Para Vos.

Intérprete: Kyrios Emmanuel
CD: Voces


jueves, 20 de septiembre de 2012

242.- ¿Por qué debe la Iglesia preocuparse especialmente de los enfermos?


242.- ¿Por qué debe la Iglesia preocuparse especialmente de los enfermos?

Jesús nos enseña que el cielo sufre cuando nosotros sufrimos. Dios quiere ser reconocido incluso en «uno de estos mis hermanos más pequeños» (Mt 25,40). Por eso Jesús ha establecido el cuidado de los enfermos como tarea central para sus discípulos. Los exhorta: «Curad enfermos» (Mt 10,8), y les promete el poder divino: «Echarán demonios en mi nombre... impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos» (Mc 16,17-18). [1506-1510]

Uno de los rasgos determinantes del cristianismo ha sido siempre que los ancianos, los enfermos y los necesitados de cuidados estén en el centro. Madre Teresa, que cuidó de los moribundos en los suburbios de Calcuta, es sólo una persona en una larga cadena de cristianos y cristianas que encontraron a Cristo precisamente en aquellos que eran excluidos y evitados por los demás. Cuando los cristianos son verdaderamente cristianos, brota de ellos un efecto curativo. Algunos reciben incluso el don de curar corporalmente en la fuerza del Espíritu Santo (carisma de la sanación). 


241.- ¿Por qué mostró Jesús tanto interés por los enfermos?


241.- ¿Por qué mostró Jesús tanto interés por los enfermos?

Jesús vino para mostrar el amor de Dios. Con frecuencia lo hizo allí donde nos sentimos especialmente amenazados: en el debilitamiento de nuestra vida a causa de la enfermedad. Dios quiere que recuperemos la salud de alma y cuerpo, y que a causa de ello creamos y reconozcamos el reino de Dios que viene. [1503-1505]

A veces hay que enfermar para reconocer qué es lo que necesitamos por encima de todo, tanto enfermos como sanos: a Dios. No tenemos vida, si no es en él. Por eso los enfermos y pecadores tienen un instinto especial para lo esencial. Ya en el Nuevo Testamento eran precisamente los enfermos quienes buscaban la cercanía de Jesús; intentaban «tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos» (Lc 6,19).


240.- ¿Cómo se interpretaba la «enfermedad» en el Antiguo Testamento?


240.- ¿Cómo se interpretaba la «enfermedad» en el Antiguo Testamento?

En el Antiguo Testamento se vivía la enfermedad a menudo como una prueba difícil contra la que uno se podía rebelar, y en la que, sin embargo, se podía reconocer también la mano de Dios. Ya en los profetas surge la idea de que el sufrimiento no es sólo una maldición y no siempre es la consecuencia de pecados personales, sino que el sufrimiento aceptado con paciencia puede ser también un modo de vivir para los demás. [1502] 



239.- ¿Qué efectos positivos tiene la confesión?


239.- ¿Qué efectos positivos tiene la confesión?

L
a confesión reconcilia al pecador con Dios y con la Iglesia. [1468-1470, 1496]

El segundo después de la absolución es como... una ducha después de hacer deporte, el aire fresco tras una tormenta de verano, el despertar en una radiante mañana de verano, la ingravidez de un submarinista... En la palabra «reconciliación» está contenido todo: estamos de nuevo en paz con Dios. 

238.- ¿Puede un sacerdote contar a otras personas algo que haya conocido en la confesión?


238.- ¿Puede un sacerdote contar a otras personas algo que haya conocido en la confesión?

No, de ningún modo. El secreto de confesión es absoluto. Todo presbítero quedaría excomulgado si contara a otras personas cualquier cosa que haya conocido en confesión. Ni siquiera a la policía puede decir o insinuar algo. [1467]

Quizá no haya nada que los presbíteros tomen más en serio que el secreto de confesión. Hay sacerdotes que por ello han soportado torturas y han llegado a morir. Por eso se puede hablar abiertamente sin reservas y uno puede confiarse con gran tranquilidad a un sacerdote, cuya única tarea en ese momento es ser todo «oídos de Dios». 

237.- ¿Hay pecados tan graves que no los pueda absolver un sacerdote normal?


237.- ¿Hay pecados tan graves que no los pueda absolver un sacerdote normal?

Hay pecados en los cuales el hombre se aparta totalmente de Dios y, dada la gravedad especial del acto, atrae sobre sí la pena de excomunión. En caso de pecados sancionados con excomunión, sólo puede conceder la absolución el obispo o un sacerdote que tenga este oficio específico, e incluso en algunos casos sólo el Papa. En caso de peligro de muerte todo
sacerdote puede absolver de cualquier pecado y de la excomunión. [1463]

Un católico que, por ejemplo, presta una colaboración imprescindible para un aborto que efectivamente se realiza, se excluye automáticamente de los sacramentos; la Iglesia sólo constata este estado. La excomunión tiene la intención de que el pecador cambie de vida y vuelva al buen camino.

Excomunión (del lat. ex = fuera y communicatio = participación, comunidad): la exclusión de un católico de la recepción de los sacramentos. 

236.- ¿Por qué sólo los sacerdotes pueden perdonar pecados?


236.- ¿Por qué sólo los sacerdotes pueden perdonar pecados?

Ningún hombre puede perdonar pecados a no ser que tenga un mandato de Dios para ello y la fuerza que él le otorga, para que el perdón que él concede al penitente se verifique realmente. Los encargados de ello son en primer lugar el obispo y después sus colaboradores, los sacerdotes.  [1461-1466, 1495]

235.- ¿Puede uno confesarse también cuando no se han cometido pecados graves?


235.- ¿Puede uno confesarse también cuando no se han cometido pecados graves?

L
a confesión es también en esa ocasión el gran regalo de la curación y de la unión más íntima con el Señor, aunque estrictamente uno no estuviera obligado a confesarse. [1458]

En muchos encuentros eclesiales, como en las Jornadas Mundiales de la Juventud, se ve a jóvenes que se reconcilian con Dios. Cristianos que se toman en serio el seguimiento de Jesús buscan la alegría que viene de un nuevo comienzo radical con Dios. Incluso los santos acudían regularmente a la confesión cuando era posible. Lo necesitaban para crecer en la humildad y en el amor y para dejarse tocar por la luz sanadora de Dios hasta el último rincón del alma. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

234.- ¿Cuando hay obligación de confesar los pecados graves? ¿Con qué frecuencia hay que confesarse?


234.- ¿Cuando hay obligación de confesar los pecados graves? ¿Con qué frecuencia hay que confesarse?

Al llegar a la edad de la discreción hay obligación de confesar los pecados graves. La Iglesia manda que se haga al menos una vez al año. En cualquier caso hay que confesarse antes de recibir la sagrada comunión si se ha cometido algún pecado grave. l1457]

Con la expresión «edad de la discreción» se refiere la Iglesia a la edad en la que se ha legado a usar la razón y se ha aprendido a distinguir entre el bien y el mal. 

233.- ¿Qué pecados hay que confesar?


233.- ¿Qué pecados hay que confesar?

L
os pecados graves, que se recuerden tras un examen de conciencia minucioso, y que aún no se hayan confesado, sólo pueden ser perdonados, en circunstancias normales, en la confesión sacramental individual. [1457]

Es cierto que ante la confesión nos sentimos cohibidos. Pero superar esto es ya el primer paso para sanar interiormente. A menudo ayuda pensar en que también el Papa debe tener valor para confesar a otro sacerdote —y con ello a Dios— sus faltas y debilidades. Sólo en casos de necesidad existencial (como por ejemplo en la guerra, en un bombardeo o en otra circunstancia en la que un grupo de personas se encuentre en peligro de muerte) puede un sacerdote conceder la absolución a un grupo de personas, sin que previamente se haya dado una confesión individual de los pecados (es la llamada absolución general). En cualquier caso, si se supera esta circunstancia, hay que confesar individualmente los pecados graves en la primera ocasión que se tenga.

Absolución (del lat. absolvere — desatar, absolver): la absolución del sacerdote es el perdón sacramental de uno o más pecados después de la confesión de los pecados del penitente. La fórmula de la absolución es:

Dios,
Padre misericordioso,
que reconcilió consigo
al mundo por la Muerte y Resurrección de su Hijo
y derramó el Espíritu Santo
para la remisión de los pecados,
te conceda, por el ministerio de la Iglesia,
el perdón y la paz.
Y yo te absuelvo de tus pecados
en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. 

232.- ¿Qué debo hacer en una confesión?


232.- ¿Qué debo hacer en una confesión?

Pertenecen a toda confesión el examen de conciencia, la contrición o arrepentimiento, el propósito de enmienda, la confesión y la penitencia. [1450-1460, 1490-1492, 1494]

El examen de conciencia debe ser a fondo, pero nunca puede ser exhaustivo. Sin verdadero arrepentimiento, basado en una confesión de los labios, nadie puede ser absuelto de sus pecados. Igualmente es imprescindible el propósito de no cometer ese pecado nunca más en el futuro. El pecador debe necesariamente declarar el pecado ante el confesor, es decir, hacer una confesión del mismo. Finalmente pertenece a una confesión la reparación o penitencia que impone el confesor al pecador para reparar el daño cometido. 


231.- ¿Cuáles son los dos requisitos esenciales que se deben dar en un cristiano para que se le perdonen los pecados en el sacramento de la Penitencia?


231.- ¿Cuáles son los dos requisitos esenciales que se deben dar en un cristiano para que se le perdonen los pecados en el sacramento de la Penitencia?

L
os requisitos para el perdón de los pecados son la persona que se convierte y el presbítero, que, en nombre de Dios, le concede la absolución de sus pecados. [1448] 

230.- ¿Qué es la penitencia?


230.- ¿Qué es la penitencia?

L
a penitencia es la reparación de una injusticia cometida. La penitencia no debe darse sólo en la mente, sino que debe expresarse en obras de misericordia y en el compromiso con los demás. También con la oración, el ayuno y la ayuda material y espiritual a los pobres se hace penitencia. [1434-1439]

Con frecuencia se entiende mal la penitencia. No tiene nada que ver con maltratarse o con los escrúpulos. La penitencia no es estar dando vueltas sobre lo mala persona que soy. La penitencia nos libera y nos anima a empezar de nuevo. 

229.- ¿Qué hace que un hombre esté dispuesto al arrepentimiento?


229.- ¿Qué hace que un hombre esté dispuesto al arrepentimiento?

Desde el examen de la culpa personal surge el deseo de mejorar; esto se llama arrepentimiento. Se produce cuando vemos la contradicción entre el amor de Dios y nuestro pecado. Entonces nos llenamos de dolor por nuestros pecados; nos decidimos a cambiar nuestra vida y ponemos toda nuestra confianza en el auxilio de Dios. [1430-1433, 1490]

Con frecuencia se oculta la realidad del pecado. Algunos creen incluso que contra los sentimientos de culpa sencillamente sólo hay que tomar medidas psicológicas. Pero los verdaderos sentimientos de culpa son importantes. Es como en los coches: cuando el velocímetro señala que se ha superado el límite de velocidad, no es culpable el velocímetro, sino el conductor. Cuanto más nos acercamos a Dios, que es todo luz, tanto más claramente salen a la luz nuestras sombras. Pero Dios no es una luz que quema, sino una luz que cura. Por eso el arrepentimiento nos impulsa a avanzar hacia la luz en la que somos completamente curados.

Un signo del arrepentimiento sincero es alejar la ocasión. Dios lo sabe todo. De antemano ya sabe que, después de haberos confesado, volveréis a pecar. Y, sin embargo, perdona. Va incluso tan tejos como para olvidar intencionadamente el futuro con tal de perdonamos. 

228.- ¿Quién puede perdonar los pecados?


228.- ¿Quién puede perdonar los pecados?

Sólo Dios puede perdonar los pecados. «Tus pecados te son perdonados» (Mc 2,5) sólo lo pudo decir Jesús porque él es el Hijo de Dios. Y sólo porque Jesús les ha conferido este poder pueden los presbíteros perdonar los pecados en nombre de Jesús. [1441-1442]

Hay quien dice: Esto lo arreglo yo directamente con Dios, ¡para eso no necesito ningún sacerdote! Pero Dios quiere que sea de otra manera. Él nos conoce. Hacemos trampas con respecto a nuestros pecados, nos gusta echar tierra sobre ciertos asuntos. Por eso Dios quiere que expresemos nuestros pecados y que los confesemos cara a cara. Por eso es válido para los sacerdotes: «A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20,23). 


227.- ¿Quién ha instituido el sacramento de la Penitencia?


227.- ¿Quién ha instituido el sacramento de la Penitencia?

Jesús mismo instituyó el sacramento de la Penitencia cuando el día de Pascua se apareció a los apóstoles y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo, a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengais, les quedan retenidos”. (Jn 20,22a-23). [1439, 1485]

En ningún lugar ha expresado Jesús de forma más bella lo que sucede en el sacramento de la Penitencia que en la parábola del hijo pródigo: nos extraviamos, nos perdemos, no podemos más. Pero Dios Padre nos espera con un deseo mayor e incluso infinito; nos perdona cuando regresamos; nos acepta siempre, perdona el pecado. Jesús mismo perdonó los pecados a muchas personas; eso era más importante para él que hacer milagros. Veía en ello el gran signo de la llegada del reino de Dios, en el que todas las heridas serán sanadas y todas las lágrimas serán enjugadas. El poder del Espíritu Santo, en el que Jesús perdonaba los pecados, lo transmitió a sus apóstoles. Cuando nos dirigimos a un sacerdote y nos confesamos, nos arrojamos a los brazos abiertos de nuestro Padre celestial.

“El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. Lc 19,10

”No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Mc 2,17

Su hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo». Pero el padre dijo a sus criados: «Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y unas sandalias en los pies». Lc 15, 21-22

”A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.  Jn 20,23 


226.- Si ya tenemos el Bautismo, que nos reconcilia con Dios, ¿porqué necesitamos entonces un sacramento específico de la Reconciliación?


226.- Si ya tenemos el Bautismo, que nos reconcilia con Dios, ¿porqué necesitamos entonces un sacramento específico de la Reconciliación?

Si bien el Bautismo nos arranca del poder del pecado y de la muerte y nos introduce en la nueva vida de los hijos de Dios, no nos libra de la debilidad humana y de la inclinación al pecado. Por eso necesitamos un lugar en el que podamos reconciliarnos continuamente de nuevo con Dios. Esto es la confesión. [1425-1426]

Confesarse parece no estar de moda. Quizá sea difícil y al principio cueste un gran esfuerzo. Pero es una de las mayores gracias que podamos comenzar siempre de nuevo en nuestra vida, realmente de nuevo: totalmente libres de cargas y sin las hipotecas del pasado, acogidos en el amor y equipados con una fuerza nueva. Dios es misericordioso, y no desea nada más ardientemente que el que nosotros nos acojamos a su misericordia. Quien se ha confesado abre una nueva página en blanco en el libro de su vida.

225.- ¿Qué nombres hay para el sacramento de la Penitencia?


225.- ¿Qué nombres hay para el sacramento de la Penitencia?

El sacramento de la Penitencia se denomina también Sacramento de la reconciliación, del perdón, de la conversión y de la confesión. [1422-1424, 1486] 


224.- ¿Por qué nos ha dado Cristo el sacramento de la Penitencio y la Unción de los enfermos?


El Sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación

224.- ¿Por qué nos ha dado Cristo el sacramento de la Penitencio y la Unción de los enfermos?

El amor de Cristo se muestra en que busca a quienes están perdidos y cura a los enfermos. Por eso se nos dan los sacramentos de la curación y restauración, en los que nos vemos liberados del pecado y confortados en la debilidad corporal y espiritual. [1420-1421] 



223.- ¿De qué modo es la sagrada Eucaristía una anticipación de la vida eterna?


223.- ¿De qué modo es la sagrada Eucaristía una anticipación de la vida eterna?

Jesús prometió a sus discípulos, y con ello también a nosotros, que nos sentaríamos un día a la mesa con él. Por eso cada Santa Misa es «memorial de la pasión, plenitud de la gracia, prenda de la gloria futura» (oración «O sacrum convivium» recogida en la antífona del Magníficat en las II Vísperas de la fiesta de Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo). [1402-1405] 

222.- ¿Puede darse la Eucaristía también a los cristianos no católicos?


222.- ¿Puede darse la Eucaristía también a los cristianos no católicos?

La sagrada comunión es expresión de la unidad del Cuerpo de Cristo. Pertenece a la Iglesia católica quien está bautizado en ella, comparte su fe y vive en unión con ella. Sería una contradicción que la Iglesia invitara a comulgar a personas que no comparten (aún) la fe y la vida de la Iglesia. La credibilidad del signo de la Eucaristía se vería perjudicada. [1398-1401]

Cristianos ortodoxos aislados pueden solicitar la recepción de la sagrada Comunión en una celebración católica, porque comparten la fe eucarística de la Iglesia católica, aunque sus comunidades no viven aún en la comunión plena con la Iglesia católica. En el caso de los miembros de otras confesiones cristianas, se puede administrar la sagrada Comunión en casos especiales, siempre que se dé una necesidad grave y se dé la fe plena en la presencia eucarística. La celebración común de la Eucaristía/Santa Cena de cristianos católicos y evangélicos es la meta y el deseo de todos los esfuerzos ecuménicos, pero anticiparla, sin que se haya establecido la realidad del Cuerpo de Cristo en una fe y en la única Iglesia, es erróneo y por ello no está permitido. Otro tipo de celebraciones ecuménicas, en las que cristianos de diferentes confesiones rezan juntos, son buenas y son recomendadas también por la Iglesia católica. 

221.- ¿Cómo me transforma la sagrada Comunión?


221.- ¿Cómo me transforma la sagrada Comunión?

Cada sagrada comunión me une más íntimamente con Cristo, me convierte en un miembro vivo del cuerpo de Cristo, renueva las gracias que he recibido en el Bautismo y la confirmación y me fortalece en la lucha contra el pecado. [1391-1397, 1416] 


220.- ¿Cómo debo prepararme para poder recibir la sagrada Eucaristía?


220.- ¿Cómo debo prepararme para poder recibir la sagrada Eucaristía?

Quien quiera recibir la sagrada Eucaristía, debe ser católico. Si fuera consciente de un pecado grave o mortal, debe confesarse antes. Antes de ponerse ante el altar hay que reconciliarse con el prójimo. [1385-1387, 1415]

Hasta hace pocos años estaba dispuesto no comer nada como mínimo tres horas antes de una celebración eucarística; de este modo se quería estar preparado para el encuentro con Cristo en la comunión. Hoy en día la Iglesia pide al menos una hora de ayuno. Un signo de respeto es el vestido, bonito y algo especial, pues al fin y al cabo tenemos una cita con el Señor del mundo. 

219.- ¿Con qué frecuencia debe participar un católico en la Eucaristía?


219.- ¿Con qué frecuencia debe participar un católico en la Eucaristía?

Todos los domingos y fiestas de guardar el católico está obligado a asistir a la Santa Misa. Quien busca verdaderamente la amistad de Jesús, responde, tan a menudo como le es posible, a la invitación personal de Jesús a este banquete. [1389, 14171

En realidad el «precepto dominical» es un término tan impropio para un verdadero cristiano, como el «precepto del beso» para un auténtico enamorado. Nadie puede mantener una relación viva con Cristo si no acude allí donde él nos espera. Por ello, desde los orígenes, la celebración de la misa es para los cristianos el «corazón del domingo» y la cita más importante de la semana.

TABERNÁCULO O SAGRARIO (lat. tabernaculum tienda, cabaña): Siguiendo el ejemplo del Arca de la alianza del Antiguo Testamento, se desarrolló en la Iglesia católica el tabernáculo como lugar precioso destacado para la reserva del Santísimo Sacramento (Cristo bajo la forma del pan eucarístico).

CUSTODIA. Ostensorio sagrado, en el cual se muestra a los fieles a Cristo en la forma del pan eucarístico para su adoración. 


218.- ¿Cómo debemos venerar correctamente al Señor presente en la Eucaristía?


218.- ¿Cómo debemos venerar correctamente al Señor presente en la Eucaristía?

Puesto que Cristo está verdaderamente presente bajo las especies consagradas de pan y de vino, debemos conservar con la máxima reverencia las sagradas especies y adorar a nuestro Señor y Salvador presente en el Santísimo Sacramento. [1378-1381, 1418]

Si tras la celebración de la sagrada Eucaristía quedan hostias consagradas, se reservan en vasos sagrados en el tabernáculo o sagrario. Dado que en él está presente el Santísimo, el tabernáculo es uno de los lugares más venerables de toda iglesia. Ante el tabernáculo hacemos la genuflexión. Ciertamente, quien sigue realmente a Cristo lo reconocerá en los más pobres y aprenderá a servirle en ellos. Pero también encontrará tiempo para permanecer en el silencio de la adoración ante el sagrario y dedicar su amor al Señor eucarístico.