viernes, 28 de junio de 2013

359.- ¿Por qué quiere Dios que su «nombre» sea sagrado para nosotros?

El Segundo Mandamiento
No tomarás el nombre de Dios en vano

359.- ¿Por qué quiere Dios que su «nombre» sea sagrado para nosotros?

Decir a alguien el propio nombre es una muestra de confianza. Al decirnos su nombre, Dios se da a conocer y nos concede, mediante este nombre, el acceso a él. Dios es totalmente verdad. Quien invoca a la verdad por su nombre, pero la emplea para testificar una mentira, comete un pecado grave. [2142- 2149,2150-2155,2160-2162,2163-2164]

No se debe pronunciar el nombre de Dios de forma irreverente. Pues lo conocemos únicamente porque él nos lo ha confiado. El nombre es la llave de acceso al corazón del Todopoderoso. Por eso es una falta grave

blasfemar, maldecir usando el nombre de Dios y hacer falsas promesas invocando su nombre. El segundo mandamiento es por tanto una defensa de todo lo «santo». Lugares, objetos, nombres y personas que han sido tocados por Dios son «santos». La sensibilidad por lo santo se denomina reverencia.

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