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¿Por qué la verdad exige discreción?
La
comunicación de la verdad debe hacerse con inteligencia y enmarcada en la
caridad. Con frecuencia se emplea la verdad como arma arrojadiza, que tiene
entonces un efecto destructivo en lugar de constructivo. [2488-2489, 2491]
Al comunicar informaciones
hay que pensar en los «tres filtros» de Sócrates: ¿Es verdad? ¿Es bueno? ¿Es
útil? Se exige también discreción en los secretos profesionales. Siempre deben
ser guardados, excepto en casos excepcionales, que hay que justificar rigurosamente.
Es igualmente culpable quien hace públicos informes confidenciales que se revelaron
bajo reserva. Todo lo que se diga debe ser verdad, pero no hay que decir todo
aquello que es verdad.
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