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¿Es lícito «comprar» y «vender» personas?
Ninguna
persona ni partes de una persona pueden ser convertidas en mercancía, tampoco
nadie puede ofrecerse a sí mismo como mercancía. El hombre pertenece a Dios,
que le ha otorgado libertad y dignidad. Comprar y vender personas, como sucede
hoy en día de forma habitual, no sólo en la prostitución, es un acto
absolutamente reprobable. [2414]
En el tráfico de órganos y
de embriones, en la biotecnología, en el tráfico de niños para la adopción, en
el reclutamiento de niños soldado, en la prostitución, en todas partes aparece
de nuevo la antigua injusticia del tráfico de seres humanos y la esclavitud. Se
priva a personas de su libertad, de su dignidad, de su autodeterminación, en
realidad, de su misma vida. Se las humilla convirtiéndolas en objetos con los
que el propietario puede hacer negocios. Hay que distinguir del tráfico de
seres humanos en sentido estricto, las prácticas del fútbol y otros deportes.
También en esos casos se habla de «comprar» y «vender», pero se trata de
procedimientos en los que se puede presuponer el libre consentimiento de los
jugadores.
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