284.- ¿Por
qué son tan importantes las bienaventuranzas?
Quien anhela el reino de Dios tiene en cuenta la lista de prioridades de Jesús: las bienaventuranzas. [1716-1717, 1725-1726]
Comenzando por Abraham, Dios ha hecho promesas a su pueblo. Jesús las retoma, amplía su validez hasta el cielo y las convierte en su propio programa de vida: el Hijo de Dios se hace pobre para compartir nuestra pobreza, se alegra con los que están alegres y llora con los que lloran (Rom 12,15); no recurre a la violencia, sino que ofrece la otra mejilla (Mt 5,39); tiene misericordia, siembra la paz y con ello muestra el camino más seguro hacia el cielo.
Dios
quiere que seamos felices. Pero ¿dónde está la fuente de esta esperanza? Está
en la comunión con Dios, que vive en el fondo del alma de cada persona. Hermano Roger Schutz
El
hombre que se abandona totalmente en manos de Dios no se convierte en una
marioneta de Dios, en una persona aburrida y conformista; no pierde su
libertad. Sólo el hombre que confía plenamente en Dios encuentra la verdadera
libertad, la gran amplitud creadora de la libertad para el bien. El hombre que
se dirige a Dios no se hace más pequeño, sino más grande, pues gracias a Dios y
juntamente con él se hace grande, divino, llega a ser verdaderamente él mismo. Benedicto XVI, 08.12.2005
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