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¿Cómo nos ayuda Dios a llegar a ser hombres libres?
Cristo quiere que nosotros, «liberados para la libertad» (Gál 5,1), seamos capaces de amar fraternalmente. Por eso nos da el Espíritu Santo, que nos hace libres e independientes de los poderes de este mundo, y nos fortalece para una vida de amor y de responsabilidad. [1739-1742, 1748]
Cuanto
más pecamos, tanto más pensamos sólo en nosotros mismos, tanto peor podemos
desarrollarnos libremente. En el pecado nos volvemos además inútiles para hacer
el bien y vivir el amor. El Espíritu Santo, que ha sido derramado en nuestros
corazones, nos concede un corazón lleno de amor a Dios ya los hombres.
Percibimos al Espíritu Santo como el poder que nos conduce a la libertad
interior, que nos abre al amor y que nos hace instrumentos cada vez mejores
para el bien y el amor.
Pues
no habéis recibido un espíritu de
esclavitud para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de
hijos de adopción, en el que clamamos: «;Abbá, Padre!». Ese mismo Espíritu da
testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Rom 8, 15-16
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