314.- ¿Cómo
sabemos que Dios es misericordioso?
En muchos pasajes de la Sagrada Escritura Dios se muestra como el misericordioso, especialmente en la parábola del hijo pródigo (Lc 15), en la que el padre sale al encuentro del hijo perdido y lo acoge sin condiciones para celebrar con él una fiesta del reencuentro y de la reconciliación. [1846, 1870]
Ya
en el Antiguo Testamento dice Dios por medio del profeta Ezequiel: «Yo no me
complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su
conducta y viva» (Ez 33,11). Jesús ha sido enviado «a las ovejas descarriadas
de Israel» (Mt 15,24), y sabe que «no tienen necesidad de médico los sanos,
sino los enfermos» (Mt 9,12). Por eso come con publicanos y pecadores, antes
de, al final de su vida terrena, interpretar incluso su muerte como iniciativa
del amor misericordioso de Dios: «Ésta es mi sangre de la alianza, que es
derramada por muchos para el perdón de los pecados» (Mt 26,28).
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