182.- ¿Por qué los signos
sagrados de la liturgia necesitan además palabras?
Celebrar la liturgia supone encontrarse con Dios: dejar que él actúe, escucharle, responderle. Estos diálogos se expresan siempre en gestos y palabras. [1153-1155, 1190]
Jesús habló a los
hombres mediante signos y palabras. Así sucede también en la Iglesia, cuando el
sacerdote presenta los dones y dice: «Esto es mi cuerpo,... ésta es mi sangre».
Sólo esta palabra interpretativa de Jesús hace que los signos se conviertan en sacramentos:
signos que realizan lo que significan.
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