El YOUCAT busca acercar a los jóvenes a la fe cristiana, presentando su contenido desde un lenguaje renovado.
Dividido en cuatro partes, el texto incluye 527 preguntas y respuestas que buscan dar razón de la esperanza cristiana.
Desde este blog acompañamos la publicación sumando comentarios, canciones, videos y otros recursos que permitan a los jóvenes familiarizarse con la propuesta, siempre joven, de Jesús.
Las exequias cristianas son un servicio de la
comunidad a sus difuntos. Acogen el duelo de los parientes del difunto, pero
son portadores siempre de las señales de la Pascua. Al fin y al cabo morimos en
Cristo para celebrar con él la fiesta de la Resurrección. [1686-1690]
Seguir contemplando y orando las 14
estaciones del camino de Jesús con la Cruz es una devoción popular muy antigua
que se practica especialmente en los tiempos de Cuaresma y Semana Santa.
[1674-1675]
Las 14 estaciones son:
1.-
Jesús es condenado a muerte.
2.-
Jesús carga con la cruz.
3.-
Jesús cae por primera vez.
4.-
Jesús encuentra a su Madre.
5.-
Simón de Cirene ayuda a Jesús a levar la cruz.
6.-
La Verónica limpia el rostro de Jesús.
7.-
Jesús cae por primera vez.
8.- Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
9.- Jesús cae por tercera vez.
10.- Jesús es despojado de sus vestiduras.
11.- Jesús es clavado en la cruz.
12.- Jesús muere en la cruz.
13.- Bajan a Jesús de la cruz y lo entregan a su Madre.
Quien peregrina «ora» con los pies y
experimenta con todos los sentidos que toda su vida es un único gran camino
hacia Dios. [1674]
Ya
en el antiguo Israel se peregrinaba al Templo de Jerusalén. Los cristianos
retomaron esta costumbre. De este modo, especialmente en la Edad Media, surgió
un verdadero movimiento de peregrinaciones a los lugares santos (especialmente
a Jerusalén y a las tumbas de los apóstoles en Roma y Santiago de Compostela).
Con frecuencia se peregrinaba para hacer penitencia, y a veces la peregrinación
no estaba libre del falso pensamiento de que había que justificarse ante Dios
mediante una acción autotorturadora. Hoy las peregrinaciones experimentan un
renacimiento único. Los hombres buscan la paz y la fuerza que brotan de los lugares
santos. Están cansados del individualismo, quieren salir de la rutina diaria, liberarse
de lastres y ponerse en marcha hacia Dios.
Peregrinación juvenil a Luján
La canción "Los peregrinos" refleja la importancia del caminar en la fe cristiana.
La
veneración de reliquias es una necesidad humana natural, para mostrar respeto y
honor a personas veneradas. La veneración de reliquias es correcta cuando se alaba
la acción de Dios en personas que se han entregado totalmente a él. [1674]
Reliquia:
Reliquias (del lat. relictum resto, residuo)
son restos de los cuerpos de santos, así como objetos que usaron los santos a lo
largo de su vida.
274.- ¿Qué importancia
tiene la llamada «piedad popular»?
La piedad popular, que se expresa en la
veneración de reliquias, en procesiones, peregrinaciones y devociones, es una
forma importante de la inculturación de la fe que es buena en tanto sea eclesial,
conduzca a Cristo y no pretenda ganarse el cielo por medio de obras al margen
de la gracia de Dios. [1674-1676]
273.- ¿Practica la
Iglesia todavía hoy el exorcismo?
En todo Bautismo se realiza el llamado exorcismo
simple, una oración en la que el niño es sustraído del poder del maligno y es
fortalecido contra las «fuerzas y poderes» que ha derrotado Jesús. El exorcismo
solemne es una oración, mediante la cual, por el poder de Jesús, un cristiano
bautizado es sustraído a la influencia y al poder del maligno; este exorcismo
se realiza en contadas ocasiones y sólo después de un riguroso examen. [1673]
Lo que se representa en las películas como «exorcismo» no se
corresponde, en la mayoría de los casos, con la verdad de Jesús y de la Iglesia.
Se narra con frecuencia en los Evangelios que Jesús expulsaba demonios. Tenía
poder sobre poderes y fuerzas malignos y podía liberar a personas sometidas a ellos.
Jesús dio a los apóstoles «autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar
toda enfermedad y toda dolencia» (Mt 10,1). Lo mismo hace la Iglesia, cuando un
sacerdote, que ha recibido este encargo, pronuncia la oración del exorcismo
sobre una persona que lo solícita. Antes se excluye que se trate de un fenómeno
psíquico (estos asuntos son competencia del psiquiatra). En el exorcismo se
trata de rechazar una tentación y un asedio espiritual y de la liberación del
poder del maligno.
Los sacramentales son signos sagrados o acciones
sagradas por las que se confiere una bendición. [1667-1672, 1677-1678]
Ejemplos típicos de sacramentales son la imposición de la ceniza el
Miércoles de Ceniza, el lavatorio de los pies, el uso del agua bendita, la
bendición de la mesa, las palmas del Domingo de Ramos, la bendición de
diferentes objetos, las procesiones, el exorcismo y el rito de la profesión en
una congregación religiosa.
270.- ¿Qué actitud tiene
la Iglesia con los divorciados casados de nuevo?
Siguiendo el
ejemplo de Cristo, los acoge con amor. Pero quien, después de un matrimonio
canónico se divorcia y, en vida del cónyuge, establece una nueva unión, se
coloca ciertamente en contradicción con la clara exigencia de Jesús respecto a
la indisolubilidad del matrimonio. Esta exigencia no puede ser suprimida por la
Iglesia. La ruptura de la fidelidad está en contradicción con la Eucaristía, en
la que la Iglesia celebra precisamente la irrevocabilidad del amor de Dios. Por
eso no puede acceder a la sagrada comunión quien vive en una situación tan
contradictoria. [1665, 2384]
Lejos de tratar por igual todos los casos
concretos, el papa Benedicto XVI habla de una «situación dolorosa» y exhorta a
los pastores a «discernir bien las diversas situaciones, para ayudar
espiritualmente de modo adecuado a los fieles implicados» (Sacramentum
Caritatis, 29).
269.- ¿Pueden separarse
cónyuges que están peleados?
La Iglesia tiene un gran respeto ante la capacidad
que tiene una persona para mantener una promesa y para comprometerse en
fidelidad para toda la vida. Ella le toma la palabra. Cualquier matrimonio
puede correr peligro a causa de alguna crisis. El diálogo, la oración (en
común), a veces también la ayuda especializada, pueden ayudar a salir de la
crisis. Y en especial, el recuerdo de que en todo matrimonio sacramental hay un
tercero en la unión, Cristo, puede encender de nuevo la esperanza. Pero a quien
su matrimonio se ha vuelto insoportable, o a quien está expuesto a violencia
psíquica o física, le está permitido separarse. Esto se denomina una
«separación de mesa y cama», que debe ser comunicada a la Iglesia. Aunque en
estos casos se ha roto la convivencia, el matrimonio sigue siendo válido.
[1629, 1649]
Ciertamente también hay casos en los que la crisis de un matrimonio se
debe atribuir en último término a que uno de los cónyuges o ambos no eran
capaces de contraer matrimonio en el momento del enlace o no aportaban una
voluntad plena de contraerlo. Entonces el matrimonio es inválido en el sentido
jurídico. En estos casos se puede instruir un proceso de nulidad ante los
tribunales eclesiásticos.
268.- ¿Puede casarse un
católico con alguien de otra religión?
Para los católicos puede ser difícil, para la propia fe y para la de
los futuros hijos casarse y vivir con una pareja que pertenece a otra religión. Por responsabilidad ante los fieles, la Iglesia católica ha establecido
el impedimento para contraer matrimonio con disparidad de culto. Por eso un
matrimonio de este tipo sólo puede contraerse válidamente si antes del enlace
se obtiene la dispensa de este impedimento. Este matrimonio no es sacramental.
[1633-1637]
DISPENSA: Una
dispensa (del latín medieval- dispensare = conceder libertades) es en el
Derecho Canónico católico la liberación de una ley eclesiástica. Una dispensa
es competencia del obispo o de la Sede Apostólica.
267.- ¿Qué se hace
cuando un católico quiere casarse con un cristiano no católico?
En este caso, para la celebración del matrimonio hay que solicitar un
permiso expreso de la autoridad eclesiástica. Porque el matrimonio llamado
mixto (entre católico y bautizado no católico) exige por ambas partes una
fidelidad especial a Cristo, de forma que el escándalo, aun sin remedio, de la
separación de los cristianos no se continúe en pequeño y lleve quizás incluso
al abandono de la práctica religiosa. [1633-1637]
La diferencia de
confesión entre los cónyuges no constituye un obstáculo insuperable para el
matrimonio, cuando llegan a poner en común lo que cada uno de ellos ha recibido
en su comunidad, y a aprender el uno del otro el modo como cada uno vive su
fidelidad a Cristo.
Una boda debe celebrarse ordinariamente de modo público. Los
contrayentes son preguntados por su deseo de contraer matrimonio. El presbítero
o el diácono bendice los anillos. Los contrayentes intercambian los anillos y
se prometen mutuamente «fidelidad en la prosperidad y en la adversidad, en la
salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe», diciéndose el uno al
otro de modo solemne: «Yo prometo amarte, respetarte y honrarte todos los días
de mi vida». El celebrante confirma el enlace y otorga la bendición.
[1621-1624, 1663]
De la forma siguiente la Iglesia pregunta, en el rito del matrimonio,
primero al esposo y luego a la esposa, o a ambos.
Celebrante: N. y
N., ¿venís a contraer matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente?
Esposo/
Esposa: Sí, venimos libremente.
Celebrante: ¿Estáis
decididos a amaros y respetaros mutuamente, siguiendo el modo de vida propio
del Matrimonio, durante toda la vida?
Esposo/Esposa: Sí,
estamos decididos.
Celebrante: ¿Estáis
dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente los hijos, y a
educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?
265.- ¿Todas las
personas están llamadas al matrimonio?
No todo el mundo está llamado al matrimonio. A algunas personas Jesús
les muestra un camino particular; les invita a vivir renunciando al matrimonio
«por el reino de los cielos» (Mt 19,12). También las personas que viven solas
por otros distintos motivos pueden tener una vida plena. [1618-1620]
No pocas veces Jesús llama a
algunas personas también a una cercanía especial con él. Éste es el caso
cuando experimentan en su interior el deseo de renunciar al matrimonio «por el
reino de los cielos». Esta vocación no supone nunca un desprecio del matrimonio
o de la sexualidad. El celibato voluntario sólo puede ser vivido en el amor y
por amor, como un signo poderoso de que Dios es más importante que cualquier
otra cosa. El célibe renuncia a la relación sexual, pero no al amor; sale
anhelante al encuentro de Cristo, el esposo que viene (Mt 25,6). Muchas
personas que viven solas por otros distintos motivos sufren por su soledad, la
experimentan únicamente como carencia y desventaja. Pero una persona que no
tiene que preocuparse de una pareja o de una familia, disfruta también de
libertad e independencia y tiene tiempo de hacer cosas importantes y llenas de
sentido para las que no tendría tiempo una persona casada. Quizás sea voluntad
de Dios que se ocupe de personas por las que nadie más se preocupa.
Lo que amenaza
realmente al matrimonio es el pecado; lo que lo renueva es el perdón; lo que lo
fortalece es la oración y la confianza en la presencia de Dios. [1606-1608]
El conflicto
entre hombres y mujeres, que precisamente en los matrimonios llega en ocasiones
al odio recíproco, no es una señal de la incompatibilidad de los sexos; tampoco
hay una disposición genética a la infidelidad o una limitación psíquica
especial ante compromisos para toda la vida. Ciertamente muchos matrimonios
están en peligro por la falta de una cultura del diálogo o la falta de respeto.
A ello se añaden problemas económicos y sociales. El papel decisivo lo tiene la
realidad del pecado: celos, despotismo, riñas, concupiscencia, infidelidad y
otras fuerzas destructoras. Por ello el perdón y la reconciliación forman parte
esencial de todo matrimonio, también a través de la confesión.
El
matrimonio es indisoluble por tres razones. Por un lado porque corresponde a la
esencia del amor el entregarse mutuamente sin reservas; luego porque es una
imagen de la fidelidad incondicional de Dios a su creación; y es también
indisoluble finalmente porque representa la entrega de Cristo a su Iglesia, que
llegó hasta la muerte en Cruz. [1605, 1612-1617, 1661]
En
un tiempo en el que en muchos sitios se rompen el 50 por ciento de los
matrimonios, cada uno que perdura es un gran signo, en definitiva un signo de
Dios. En esta tierra en la que tantas cosas son relativas, los hombres
deben creer en Dios, el único absoluto. Por eso todo lo que no es
relativo es tan importante: alguien que dice absolutamente la verdad o es
absolutamente fiel. la fidelidad absoluta en el matrimonio no es tanto
un testimonio del logro humano como de la fidelidad de Dios, que siempre está
presente, aun cuando a todas luces le traicionamos y le olvidamos. Casarse por
la Iglesia quiere decir confiar más en la ayuda de Dios que en la propia
provisión de amor.
Monogamia, Poligamia
(del griego monos = uno, polys muchos, y gamos =
matrimonio): Un matrimonio y muchos matrimonios. El cristianismo prohíbe la
poligamia, que también es castigada por el Estado como delito de bigamia
(griego bi dos).
262.- ¿Qué se requiere
necesariamente para poder casarse por la Iglesia?
Para que haya matrimonio sacramental se requieren necesariamente tres
elementos:
a) el consentimiento expresado en libertad,
b) la aceptación de una
unión exclusiva y para toda la vida y
c) la apertura a los hijos.
Pero lo más
profundo en un matrimonio cristiano es la conciencia de la pareja de ser una
imagen viva del amor entre Cristo y su Iglesia. [1644-1654, 1664]
La exigencia de la unidad y la indisolubilidad se dirige en
primer lugar contra la poligamia, en la que el cristianismo ve una clara
vulneración del amor y de los derechos humanos; también se dirige contra lo que
se podría denominar «poligamia sucesiva»: una sucesión de relaciones amorosas
no vinculantes, que no alcanzan un único y gran «sí» que ya no se puede echar
atrás. La exigencia de la fidelidad conyugal contiene la disposición a
un compromiso para toda la vida, que excluye relaciones amorosas al margen del
matrimonio. La exigencia de la apertura a la fecundidad quiere decir que
un matrimonio cristiano está abierto a los hijos que Dios les quiera conceder.
Las parejas que no pueden tener hijos están llamadas a ser «fecundas» de otra
manera. Un matrimonio en cuya celebración se excluya cualquiera de estos
elementos no es válido.
261.- ¿Cómo se lleva a
cabo el sacramento del Matrimonio?
El Sacramento del Matrimonio se lleva a cabo mediante una
promesa hecha ante Dios y ante la Iglesia, que es aceptada y sellada por Dios y
se consuma por la unión corporal de los esposos. Dado que es Dios mismo quien
anuda el vínculo del matrimonio sacramental, este vínculo une hasta la muerte
de uno de los contrayentes. [1625-1631]
El sacramento del
Matrimonio se lo confieren el hombre y la mujer recíprocamente. El presbítero o
el diácono invoca la bendición de Dios sobre la pareja y es únicamente el
testigo cualificado de que el matrimonio se celebra en las condiciones
adecuadas y de que la promesa se da completa y en público. El matrimonio sólo
tiene lugar cuando hay un consentimiento matrimonial, es decir, cuando
el hombre y la mujer, libremente y sin temor o coacción quieren el matrimonio y
cuando no están impedidos para contraerlo por otros compromisos naturales o
eclesiales (matrimonio ya contraído, promesa del celibato).
260.- ¿Por qué ha hecho Dios al hombre ya la mujer el uno
para el otro?
Dios ha hecho al hombre y a la mujer el uno para el otro para que «ya no sean
dos, sino una sola carne» (Mt 19,6): de esta forma deben vivir el amor, ser
fecundos y así convertirse en signo del mismo Dios, que no es otra cosa que
amor desbordante. [1601-1605]