155.- ¿Cómo nos ayuda Cristo en la muerte, si confiamos en él?
Cristo nos sale al encuentro y nos conduce a la vida eterna. «No me recogerá la muerte, sino Dios» (santa Teresa del Niño Jesús). [1005-1014, 1016, 1019]
Contemplando la pasión y la muerte de Jesús
incluso la muerte puede ser más llevadera. En un acto de confianza y de amor al
Padre podemos decir «sí», como hizo Jesús en el Huerto de los Olivos. Esta actitud
se denomina «sacrificio espiritual». El que muere se une con el sacrificio de
Cristo en la cruz. Quien muere así, confiando en Dios y en paz con los hombres,
es decir, sin pecado grave, está en el camino de la comunión con Cristo
resucitado. Cuando morimos, no caemos más que hasta las manos de Dios. Quien
muere no viaja a la nada, sino que regresa al hogar del amor del Dios que le ha
creado.
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