165.- ¿Por qué decimos «Amén» al confesar nuestra
fe?
Decimos Amén —es decir, sí— al confesar nuestra fe porque Dios nos llama como testigos de la fe. Quien dice Amén, asiente con alegría y libremente a la acción de Dios en la Creación y en la Salvación. [1061-1065]
La palabra hebrea «Amén» procede de una familia de palabras que significan tanto «fe» como «solidez, fiabilidad, fidelidad». «Quien dice Amén pone su firma» (san Agustín). Este sí incondicional lo podemos pronunciar únicamente porque Jesús se ha revelado para nosotros en su Muerte y Resurrección como fiel y digno de confianza. Él mismo es el «Amén» humano a todas las promesas de Dios, así como el «Amén» definitivo de Dios para nosotros.
Amén: la palabra Amén (del hebreo Aman = estable, ser fiable) se usa en
el Antiguo Testamento principalmente con el significado de «así sea», para
reforzar el deseo de la acción de Dios o para entrar en le alabanza de Dios. En
el Nuevo Testamento es a menudo la palabra final que remata una oración. Pero
quien la usa con más frecuencia es Jesús mismo como una introducción, por lo
demás infrecuente, de su discurso. Subraya la autoridad de sus palabras.