El YOUCAT busca acercar a los jóvenes a la fe cristiana, presentando su contenido desde un lenguaje renovado.
Dividido en cuatro partes, el texto incluye 527 preguntas y respuestas que buscan dar razón de la esperanza cristiana.
Desde este blog acompañamos la publicación sumando comentarios, canciones, videos y otros recursos que permitan a los jóvenes familiarizarse con la propuesta, siempre joven, de Jesús.
En el fondo el pecado es el rechazo de Dios y la negativa a aceptar su
amor. Esto se muestra en el desprecio de sus mandamientos. [385-390]
El pecado es más que un comportamiento incorrecto; tampoco es una debilidad
psíquica. En lo más hondo de su ser, todo rechazo o destrucción de algo bueno
es el rechazo del Bien por excelencia, el rechazo de Dios. En su dimensión más
honda y terrible, el pecado es la separación de Dios y con ello la separación
de la fuente de la vida. Por eso también la muerte es la consecuencia del
pecado. Solamente en Jesús comprendemos la inconmensurable dimensión del
pecado: Jesús sufrió el rechazo de Dios en su propio cuerpo. Tomó sobre sí la
violencia mortal del pecado, para que no nos toque a nosotros. Para ello
tenemos la palabra Redención.
El pecado desdibuja al hombre, lo convierte en una caricatura de la persona ya que los deshumaniza...
"Humanos" es una canción de Alejandro De Michele, interpretada por el dúo Pastoral en la que se presenta esta "caricatura" producto de esta inclinación hacia el mal...
66.- ¿Estaba en el plan de
Dios que los hombres sufrieran y murieran?
Dios no quiere
que los hombres sufran y mueran. La idea original de Dios para el hombre era el
paraíso: la vida para siempre y la paz
entre Dios, el hombre y su entorno, entre el hombre y la mujer. [374-379, 384,
4001]
A veces sentimos cómo debería ser la vida, cómo deberíamos ser nosotros, pero de hecho vivimos en la
discordia con nosotros mismos, estamos determinados por el miedo y por pasiones
incontroladas y hemos perdido la armonía original con el mundo y en último
término con Dios. En la Sagrada Escritura se expresa la experiencia de esta alienación
en el relato del «pecado original». Adán y Eva tuvieron que abandonar el
paraíso, en el que vivían en armonía consigo mismos y con Dios, porque se
introdujo el pecado. La fatiga del trabajo, el sufrimiento, la mortalidad y la
tentación ante el pecado son señales de la pérdida del paraíso.
Por el pecado el hombre se desdibuja, olvida su origen y sentido. El secularismo ha pretendido reemplazar a Dios por otros dioses a quien adorar.
"La orden del día" (de Kyrios Emmanuel - CD: Voces) hace referencia a la situación de muchas personas hoy producto de la masificación... Una voz les recuerda que hay otro camino...
La orden del día
¿Quién prenderá las luces
del aeropuerto?
¿Quién puede mirar de frente lo incierto?
Si la incoherencia
castiga la mente,
si el cambio no es
cambio,
es sólo un pretexto, un
pretexto.
Me río y lloro por tus
feligreses,
la procesión al banco los
ha vuelto ciegos.
Allí van sin Dios
los fieles del dios
dinero.
¿Por qué abandonar la
búsqueda de lo simple
poniéndose una agnóstica
careta?
Yo sé muy bien, como en
el Apocalipsis, (1)
yo sé muy bien, conozco
lo que te inquieta, te inquieta.
Y no es la inquietud la
orden del día,
quizás el poder atrapó
tus días.
Allí van sin Dios
los fieles del dios
poder.
En algún lugar
estoy gritando en el
desierto
y en otro lugar
estás gritando en el
desierto. (2)
Se ríe en la tarde la
somnolencia,
abrirá la guerra la
inocencia.
En algún lugar
gritando en el desierto.
Y en otro lugar
gritando en el desierto.
1.- Apo 2:23: “Yo conozco
íntimamente los sentimientos y las intenciones. Y yo retribuiré a cada uno
según sus obras”.
2.- Mt 3:3: A Juan el Bautista se refería el profeta Isaías
cuando dijo: "Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos".
65.- ¿Qué pasa con las
personas que tienen tendencias homosexuales?
La Iglesia cree que el hombre y la mujer, en el orden de la Creación,
están hechos con necesidad de complementarse y para la relación recíproca, para
que puedan dar la vida a sus hijos. Por eso la Iglesia no puede aprobar las
prácticas homosexuales. Pero los cristianos deben respeto y amor a todos los
hombres, con independencia de su orientación sexual, porque todos los hombres
son respetados y amados por Dios. [2358-2359]
No hay ningún hombre sobre la tierra que no proceda de la unión de hombre y
mujer. Por ello para algunas personas con tendencia homosexuales una
experiencia dolorosa no sentirse atraídos eróticamente hacia el otro sexo y
tener que echar en falta la fecundidad corporal de su unión, como corresponde
en realidad a la naturaleza del hombre y al orden divino de la Creación. Sin
embargo Dios llama con frecuencia a sí por caminos poco comunes: una carencia,
una pérdida o una herida —aceptada y consentida— pueden convertirse en el
trampolín para lanzarse a los brazos de Dios; de ese Dios que todo lo hace bien
y a quien descubrimos aún más grande en la Redención que en la Creación.
64.- ¿Por qué ha creado Dios al hombre como
varón y mujer?
Dios, que es amor
y el prototipo de comunión, ha creado al hombre como varón y mujer para que
conjuntamente sean imagen de su esencia. [369-373, 383]
Dios ha hecho al hombre de modo que sea varón o mujer y anhele la plenitud y la
totalidad en el encuentro con el otro sexo. Los hombres y las mujeres tienen
absolutamente la misma dignidad, pero expresan en el desarrollo creativo de su
ser varón o mujer diferentes aspectos de la perfección de Dios. Dios no es
varón ni mujer, pero se ha revelado como padre (Lc 6,36) y como madre (Is
66,13). En el amor del varón y la mujer, especialmente en la comunión del
matrimonio, donde varón y mujer se hacen «una sola carne» (Gén 2,24), los
hombres pueden intuir algo de la felicidad de la unión con Dios, en la que cada
hombre encuentra su plenitud definitiva. Así como el amor de Dios es fiel,
también el amor del varón y la mujer busca ser fiel; y este amor es creador al
modo de Dios, porque del matrimonio brota nueva vida.
“No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él,
que le ayude. (Gén 2, 18)
“Leemos además que el hombre no puede existir «solo» (cf. Gén 2,18);
puede existir solamente como «unidad de los dos» y, por consiguiente, en relación
con otra persona humana. Se tratada una relación recíproca, del hombre con la
mujer y de la mujer con el hombre. Ser persona a imagen y semejanza de Dios
comporta también existir en relación «otro «yo». Esto es preludio de la
definitiva autorrevelación de Dios, Uno y Trino: unidad viviente en la comunión
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Juan
Pablo II
El alma humana es
creada directamente por Dios y no «producida» por los padres. [366-368, 382]
El alma del hombre no puede ser ni el producto de un desarrollo evolutivo ni el
resultado de la unión genética del padre y de la madre. El misterio de que con
cada hombre viene al mundo una persona espiritual única, lo expresa la Iglesia
diciendo: Dios le da un alma, que no muere, aun cuando el hombre pierda su
cuerpo en la muerte para volverlo a encontrar en la resurrección. Decir: «Tengo
alma», significa: Dios no sólo me ha creado como ser, sino como persona y me ha
llamado a una relación con él que no tiene fin.
El alma es lo que
hace a cada hombre ser hombre: su principio vital espiritual, lo más íntimo de
su ser. El alma es la causa de que el cuerpo material sea un cuerpo humano
vivo. Por el alma el hombre es el ser que puede decir «Yo» y existe ante Dios
como individuo inconfundible. [362-365, 382]
Los hombres son seres corporales y espirituales. El espíritu del hombre es más
que una función del cuerpo y no se puede explicar a partir de la constitución
material del hombre. La razón nos dice: Tiene que existir un principio espiritual
que, unido al cuerpo, no sea, sin embargo, idéntico a éste. Lo llamamos «alma».
Aunque el alma no se puede «probar» de modo científico, no se puede comprender
al hombre como ser espiritual sin suponer este principio espiritual del hombre,
que excede a la materia.
61.- ¿En qué consiste la igualdad
de todos los hombres?
Todos los hombres son iguales porque tienen el mismo origen en el único
amor creador de Dios. Todos los hombres tienen en Jesús su salvador. Todos los
hombres están destinados a encontrar su felicidad y su bienaventuranza eterna
en Dios. [360-361]
Por ello todos los hombres son
hermanos y hermanas. Los cristianos no sólo deben ser solidarios con otros
cristianos, sino con todos los hombres y oponerse enérgicamente a divisiones
racistas, sexistas y económicas de la única familia humana.
60.- ¿Por qué es Jesucristo
el modelo mayor para el mundo?
Jesucristo es
único, porque él no sólo nos muestra la verdadera esencia de Dios, sino el verdadero
ideal del hombre. [358-359, 381]
Jesús fue mucho
más que un hombre ideal. Incluso las personas aparentemente ideales son
pecadoras. Por eso ningún hombre puede ser la medida del hombre. Pero Jesús no
tenía pecado. Qué significa ser hombre y qué hace al hombre eternamente digno de amor, en el
sentido literal de la palabra, lo conocemos sólo en Jesucristo, que «ha sido
probado en todo, como nosotros, menos en el pecado» (Heb 4,15b). Jesús, el Hijo
de Dios, es el hombre real y verdadero. En él conocemos cómo ha querido Dios al
hombre.
Dios ha hecho
todo para el hombre. Pero al hombre, la «única criatura querida por Dios por sí
misma» (GS), lo ha creado para que sea eternamente feliz. Y esto lo alcanza
conociendo a Dios, amándole, sirviéndole y viviendo con agradecimiento a su
Creador. [358]
El agradecimiento es amor reconocido. Quien es agradecido se dirige libremente
al autor del bien y entra en una relación nueva y más profunda con él. Dios
quiere que conozcamos su amor y que vivamos ya desde ahora toda nuestra vida en
relación con él. Esta relación dura eternamente.
58.- ¿Qué quiere decir que el
hombre ha sido creado «a imagen» de Dios?
A diferencia de los
seres inanimados, de las plantas y de los animales, el hombre es una persona
dotada de espíritu. Esta característica lo vincula más a Dios que a las demás
criaturas visibles. [355-357, 380]
El hombre no es algo, sino alguien. Al
igual que decimos que Dios es persona, también lo decimos del hombre. Un hombre
puede pensar más allá de su horizonte inmediato y evaluar toda la amplitud del
ser; puede incluso conocerse a sí mismo con una distancia crítica y trabajar en
sí mismo; puede percibir a otros como personas, captar su dignidad y amarlos.
Entre todas las criaturas visibles, sólo el hombre es capaz de «conocer y amar
a su Creador» (Concilio Vaticano II, Gaudium
et Spes [GS] 12,3). El hombre está destinado a vivir en amistad con él Jn
15,15).
El Concilia Vaticano II nos deja una lección sobre Visión Cristiana del Hombre en su constitución Gaudium et Spes (Gozo y esperanza).
57.- ¿Cómo se debe comportar el hombre con los
animales y otras criaturas?
El hombre debe
honrar al Creador en las criaturas y tratarlas con cuidado y responsabilidad. Los
hombres, los animales y las plantas tienen el mismo Creador, que por amor los llamó
a la existencia. Por ello el amor a los animales es profundamente humano. [344,
354]
Si bien le está
permitido al hombre aprovechar y comer plantas y animales, no le está
permitido, sin embargo, torturar a los animales o mantenerlos de forma impropia
a su especie. Esto contradice la dignidad de la Creación tanto como la explotación
de la tierra a causa de una codicia ciega.
56.- ¿Tiene el hombre una
posición privilegiada en la Creación?
Sí. El hombre es la cumbre de la Creación, porque Dios lo creó a su
imagen (Gn 1, 27). [343-344, 353]
La creación del
hombre se distingue claramente de la creación de los demás seres vivos. El
hombre es persona, es decir,
puede decidir, con su voluntad y su inteligencia, a favor o en contra del amor.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas
que has creado, ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano
para mirar por él? lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria
y dignidad. Sal 8,4-6
55.- ¿Se pueden establecer relaciones
con los ángeles?
Sí. Se puede
pedir ayuda a los ángeles y solicitar su intercesión ante Dios. [334-336, 352]
Cada persona
recibe de Dios un ángel custodio. Rezar al ángel de la guarda por uno mismo y
por otros es bueno y sensato. Los ángeles también se pueden hacer perceptibles
por su cuenta en la vida de un cristiano, por ejemplo como portadores de una
noticia o como acompañantes que ayudan. La fe no tiene nada que ver con los falsos
ángeles del esoterismo.
Los ángeles son
criaturas de Dios puramente espirituales, que tienen inteligencia y voluntad.
No son corporales, son inmortales y normalmente no son visibles. Viven
constantemente en la presencia de Dios y transmiten a los hombres la voluntad y
la protección de Dios. [328-333, 350-351]
Un ángel, escribió el cardenal Joseph Ratzinger, es «como el pensamiento
personal mediante el cual Dios se vuelve hacia mí». Al mismo tiempo los ángeles
están completamente vueltos a su Creador. Arden en amor por él y le sirven
noche y día. Nunca cesa su canto de alabanza. Los ángeles separados de Dios son
llamados en la Sagrada Escritura diablos o demonios.
Nuestra fe llama
«infierno» al estado de la separación eterna de Dios. Quien en la presencia de
Dios ve con claridad el amor y sin embargo no lo acepta, se decide por este
estado. [1033-1036]
Jesús, que conoce el infierno, dice que son «las tinieblas de fuera» (Mt 8,12).
Expresado en nuestros conceptos es seguramente más frío que caliente. Con
estremecimiento se adivina un estado de completo entumecimiento y de aislamiento
desesperado de todo lo que podría aportar a la vida ayuda, alivio, alegría y
consuelo.
Una leyenda china (Anónimo)
Cierto día, un sabio visitó el infierno.
Allí, vió a mucha gente sentada en torno a una mesa ricamente servida. Estaba
llena de alimentos, cual más apetitoso y exquisito. Sin embargo, todos los
comensales tenían cara de hambrientos y el gesto demacrado: Tenían que comer
con palillos; pero no podían, porque eran unos palillos tan largos como un
remo. Por eso, por más que estiraban su brazo, nunca conseguían llevarse nada a
la boca.
Impresionado, el sabio salió del infierno y
subió al cielo. Con gran asombro, vió que también allí había una mesa llena de
comensales y con iguales manjares. En este caso, sin embargo, nadie tenía la
cara desencajada; todos los presentes lucían un semblante alegre; respiraban
salud y bienestar por los cuatro costados. Y es que, allí, en el cielo, cada
cual se preocupaba de alimentar con los largos palillos al que tenía enfrente.
El cielo es el «medio» de Dios, la morada de los ángeles y los santos
y la meta de la Creación. Con la expresión «cielo y tierra» designamos la totalidad
de la realidad creada. [325-327]
El cielo no es un lugar en el universo. Es un estado en el más allá. El cielo
está allí donde se cumple la voluntad de Dios sin ninguna resistencia. El cielo
existe cuando se da la vida en su máxima intensidad y santidad —vida que no se
puede encontrar como tal en la tierra—. Cuando con la ayuda de Dios vayamos algún
día al cielo, entonces nos espera lo «que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el
hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Cor 2,9).
Anhelamos la alegría
del cielo, donde está Dios. Está en nuestro poder estar ya ahora con él en el
cielo, ser felices con él justo en este momento. Pero ser felices con él ahora
quiere decir: ayudar como él ayuda, dar como él da, servir como él sirve, salvar
como él salva. Estar veinticuatro horas a su lado, encontrarlo en sus disfraces
más terribles. Porque él ha dicho: «Todo lo que hagáis al más pequeño, me lo
hacéis a mí». BEATA TERESA DE CALCUTA
51.- Si Dios lo sabe todo,
¿por qué no impide entonces el mal?
«Dios permite el
mal sólo para hacer surgir de él algo mejor» (Santo Tomás de Aquino). [309-314, 324]
El mal en el mundo es un misterio oscuro y doloroso. El mismo Crucificado
preguntó a su Padre: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). Hay
muchas cosas incomprensibles. Pero tenemos una certeza: Dios es totalmente
bueno. Nunca puede ser el causante de algo malo. Dios creó el mundo bueno, pero
éste no es aún perfecto. En medio de rebeliones violentas y de procesos dolorosos
se desarrolla hasta su consumación definitiva. De este modo se puede situar
mejor lo que la Iglesia denomina el mal
físico, por ejemplo, una minusvalía de nacimiento o una catástrofe
natural. Por el contrario, los males
morales vienen al mundo por el abuso de la libertad. El «infierno en la
tierra» (niños soldado, ataques de terroristas suicidas, campos de
concentración) es obra de los hombres la mayoría de las veces. Por eso la
cuestión decisiva no es: «¿Cómo se puede creer en un Dios bueno cuando existe
tanto mal?», sino: ¿«Cómo podría un hombre con corazón y razón, soportar la
vida en este mundo si no existiera Dios?» La Muerte y la Resurrección de
Jesucristo nos muestran que el mal no tuvo la primera palabra y no tiene
tampoco la última. Del peor de los males hizo Dios salir el bien absoluto.
Creemos que en el Juicio Final Dios pondrá fin a toda injusticia. En la vida del
mundo futuro el mal ya no tiene lugar y el dolor acabará.
Vio Dios todo lo que
había hecho, y era muy bueno. Gn 1,31
Pues considero
que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se
nos manifestará. Rom 8,18
Dios susurra en nuestras alegrías, habla en nuestra conciencia. Pero
en nuestros dolores grita. Son su megáfono para despertar a un mundo que no
oye. CLIVE STAPLES LEWIS (1095-1963, escritor inglés,
autor de Las crónicas de Narnia)